Primera Nacional | Nueva Chicago

César Velázquez y el recuerdo ante Quilmes en 2001

En vísperas de los cuartos de final del Torneo Reducido, donde Quilmes y Chicago se vuelven a cruzar, Solo Ascenso habló con el ex arquero para recordar aquella llave.

Publicada: 08/11/2024 07:46:08

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Hablar sobre los ascensos de Chicago es recordar que nunca fue fácil ni mucho menos, como se dice popularmente “un camino de rosas”. En 2001, con un plantel que se armó en principio para no volver a coquetear con la pérdida de la categoría como lo había sufrido en la temporada anterior hasta la salvación con el gol de Argüello, el Torito terminó coronando un ascenso que siempre está vigente en la memoria del hincha del club de Mataderos.

En su camino hasta llegar a la final en tierra cordobesa, Chicago tuvo que superar varios escollos y algunos ante equipos que eran los candidatos. Uno de ellos fue justamente Quilmes, quien se volverá a enfrentar con Mataderos este domingo. Por tal motivo, Solo Ascenso habló en exclusiva con César Velázquez, una de las figuras de esa llave y protagonista del último partido en cancha de Quilmes, donde el Torito, bajo un aguacero y sin sus dos anchos, supo aguantar la ventaja del primer partido para ser finalista.

SA- Pasaron varios años de aquel ascenso en 2001 y la gente aún lo mantiene muy vivo en su memoria. ¿Por qué creés que es tan recordado ese equipo y en especial esa gesta del reducido que se coronó en Córdoba?
CV- “Es muy recordado porque Chicago venía de algunas temporadas peleando el descenso. Empezamos este torneo que iba a tener ocho descensos siendo últimos, entonces era durísimo porque teníamos que salvarnos de esa situación. Pero sabíamos que si salíamos de eso sumábamos los puntos para clasificar”.

SA- ¿Cuál fue el partido o la serie más dura que les tocó pasar?
CV- “El más duro fue Gimnasia de Entre Ríos, porque había hecho una gran temporada y solo había perdido de local con Quilmes. Nos tocó enfrentarlos primero en Mataderos y perdimos 1-0, pero el grupo estaba fuerte pese a los problemas económicos que teníamos de algunas deudas que habían y antes del partido se armó revuelo porque habíamos decidido reclamarlas. La revancha la ganamos con autoridad por 2-0 y a partir de ahí el grupo se convenció que se podía lograr el ascenso. Fue el único partido que perdimos, después empatamos y ganamos todos los partidos porque nosotros en ese momento teníamos desventaja deportiva por cómo habíamos clasificado”.

SA- Así como en 2001, este fin de semana Chicago y Quilmes se vuelven a enfrentar en un Reducido. ¿Qué recordás de esa serie antes de la final en Córdoba?
CV- “Quilmes era el más poderoso de la categoría ese año y venía de perder el primer ascenso directo. En ese momento estaba gerenciado por un grupo empresario y tenía un equipazo con jugadores de mucha jerarquía. En la segunda rueda me lesiono la clavícula y vuelvo recién a jugar contra San Martín de San Juan. Pero el partido en cancha de Quilmes fue durísimo, con un diluvio infernal. Me acuerdo una
jugada de Facundo Argüello que se tira a trabar con la cabeza y cobra tiro libre, y después el cabezazo de Alayes a quemarropa en el final”.

SA- Chicago ganó la ida 1-0 con gol del Topo Gómez y en la vuelta ni él ni Gomito pudieron jugar. ¿Cuánto se sintió la ausencia de ellos esa tarde en Quilmes?
CV- “Sentíamos la ausencia de Gomito (Christian Gomez) porque era el diferente y hacia las cosas distinto: te daba el cambio de ritmo, te aceleraba, manejaba el contragolpe, la pausa y generaba fútbol. Por un inconveniente familiar no lo pudimos tener, pero el que entraba en ese equipo siempre rendía. Las ausencias no se sentían porque teníamos muy buenos jugadores, estábamos bien armados en todas las
líneas”.

SA- ¿Cómo fue aguantar el aguacero y defender cada ataque de Quilmes?
CV- “Bajo el diluvio fue un partido parejo donde en algunos momentos tuvimos algunas chances para definir el partido pero por las condiciones de la cancha no pudimos. En el primer tiempo estaba inundada, la pelota no picaba porque había cinco o diez centímetros de agua. En el segundo tiempo drenó, pero la cancha estaba pesada. Quilmes manejaba pero no nos llegaban, salvo en los últimos diez minutos que se vinieron con todo”.

SA- ¿Cuáles fueron las virtudes de ese plantel durante ese año que terminó logrando un nuevo ascenso a Primera División?
CV- “La mayor virtud de ese plantel fue la unión dentro y fuera de la cancha, éramos todos muy unidos y compañeros, nos defendíamos a muerte dentro de la cancha. Después, el 80% del plantel tenía experiencia de Primera División. Teníamos un equipo de hombres, que no se achicaba en ninguna cancha, jugábamos de igual a igual donde sea, no nos importaba nada. El grupo en la pretemporada en Necochea se propuso ascender y pelear el ascenso, y prometimos que si llegábamos a la final nos teñíamos el pelo de verde y muchos recordarán que salimos a la cancha ante Instituto con ese color en la cabeza. Seis meses antes estábamos convencidos de lo que queríamos y se dio así pese a los inconvenientes. Cuando llegamos a Aeroparque parecía que éramos campeones del mundo, había más de diez mil personas esperando, recuerdo que tardamos más de dos horas en llegar a Mataderos con una caravana de gente impresionante y cuando llegamos al club había treinta mil más, parecíamos campeones del mundo de verdad y esas son cosas que uno nunca se las va a olvidar en la vida”.

Sebastián Viscardi

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