Primera Nacional | Atlanta

El silencio, la obediencia y lo hecho en cancha no sirvieron

El Bohemio terminó siendo muy perjudicado con el formato que se oficializó en la Primera Nacional. Atlanta venía primero a 4 puntos del segundo y fue igualado con el octavo.

Publicada: 17/11/2020 11:00:54

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Con el diario del lunes, a Atlanta lo acostaron. Es la única manera de explicar lo que implica el formato de la Primera Nacional para el equipo que venía puntero sólido y que lo había hecho en casi la totalidad del 70% de la temporada 2019/20 que se pudo disputar hasta la llegada del coronavirus. Lejos de la final que le correspondía por la posición que ocupaba en la tabla, ahora, igualado a los 8 primeros de su zona, deberá empezar de cero.

El nuevo formato incluye la disputa de siete partidos, entre los ocho mejores equipos de la tabla de cada zona. Al Bohemio le tocará entonces jugar con Estudiantes (Río Cuarto), Estudiantes, Temperley, Deportivo Morón, Ferro, Platense y Agropecuario (Carlos Casares). Al último de ellos, Atlanta le sacaba 12 puntos al cierre abrupto de la temporada, es decir, más de la mitad del torneo que deberá jugar ahora.

De la única manera en que semejante adefesio tendría justicia, sería partiendo de la diferencia entre todos como base del puntaje. Es decir, que Agropecuario empezara con 0 puntos y Atlanta con 12. Platense tendría 1, Ferro 3 y así sucesivamente. Luego, los equipos tendrían la posibilidad de descontar esa diferencia. Pero no.

Se jugará a partido único, sin ningún tipo de ventaja deportiva (ni siquiera la localía) según la ubicación en la tabla de la última temporada. Es decir que el Bohemio ganó 12 puntos que no servirán de absolutamente nada: estar en el primero o el octavo puesto era lo mismo. No sólo debe salir puntero en esta mini liga el equipo de Fabián Lisa, sino que además tendrá que superar al ganador de la otra zona en una final a cancha neutral, para lograr el ascenso.

Atlanta no fue al TAS, se calló, acompañó las decisiones de la AFA sin chistar, no reclamó ante la apertura del libro de pases ni frente a las dos decenas de incorporaciones que sumó, por ejemplo, Mitre, un club que peleaba en el fondo y que se vio beneficiado con la suspensión de los descensos “para proteger la economía de los clubes”. Economía que, por lo visto en cuanto a sus refuerzos, no necesitaba de tanta protección.

El Bohemio apuntó a discutir en la AFA, como si desconociera los manejos que allí dentro se llevan a cabo. Como si creyera que un par de abrazos por Twitter bastarían para torcer la voluntad de la casa madre del fútbol argentino, que ya estaba resuelta. Gabriel Greco confió, no quiso pelear y apuntó al diálogo. Y en el diálogo, lo acostaron.

Su silencio, su falta de rebeldía y su obediencia debida (la misma con la que se manejan casi todos los dirigentes en la AFA) no le sirvieron de nada. No pudo conseguir la final que el reglamento le otorgaba, ni asegurarse una semifinal por haber hecho tan bien las cosas en la temporada anterior. Con el diario del lunes es más fácil hablar, pero no hay dudas de que la estrategia -si es que lo fue- no trajo los resultados esperados.

Ahora Atlanta tendrá que volver a empezar. Tiene a favor estar en uno de sus mejores momentos futbolísticos, el haber mantenido un plantel casi en su totalidad y en sostener el hambre de gloria en su jugadores. Habrá que ver si eso bastará, o si la misma eficiencia que tuvo la AFA para perjudicarlo en el formato se traslada al campo de juego.

Mariano Perusso

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