Primera Nacional | Atlanta

Un uno a uno, que no le sirvió a ninguno

El Bohemio y Temperley empataron en Villa Crespo, y quedaron prácticamente fuera de la pelea por el primer ascenso. Ramiro Fernández había adelantado a Atlanta.

Publicada: 27/12/2020 22:11:31

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Atlanta necesitaba volver al triunfo en casa. Dos derrotas en Villa Crespo era todo el registro que tenía en este torneo, un claro déficit que complicó las chances de los dirigidos por Fabián Lisa. Enfrente, un rival que acumulaba tres juegos sin victorias y que también precisaba ganar para no dejar pasar el tren del primer ascenso, que, producto de la paridad entre los equipos, todavía estaba relativamente cerca.

En el comienzo, Temperley pareció anular a Atlanta presionándolo en la salida, sobre los centrales y el arquero; y producto de esa intensidad, tuvo algunas opciones. Con el correr de los minutos el local encontró más precisión para salir y logro hilvanar variantes en ofensiva, eligiendo el carril derecho para descargar mayor profundidad. Sin embargo, las opciones de riesgo no aparecían, y la única clara fue un disparo de Colzera de atrás de mitad de cancha, sobre un Rago adelantado, que pegó en el travesaño.

Sobre los 30, Milton Giménez bajó un pelotazo largo, Joaquín Ochoa Giménez controló en el centro y cruzó un pase para la escalada sorpresiva de Ramiro Fernández. El lateral entró como un wing al área y sacó un zurdazo cruzado que se escurrió entre los pies de Papaleo y, previo rebote en Demartini, terminó en el fondo de la red. Atlanta comenzaba así ganando su cuarto partido al hilo. Sin embargo, otra vez le volvió a durar poco la alegría, y tras un error en la salida, Temperley encontró el empate con un buen disparo rasante de Federico Vietto.

Luego del descanso, se repitió el trámite del primer tiempo, con la visita más despierto en el arranque, pero con el local emparejando las acciones un poco después. Atlanta fue superior hasta los primeros 25 minutos, aunque nunca pudo capitalizarlo siquiera para generar peligro. Temperley reaccionó y mantuvo en su campo a Atlanta cerca de 10 minutos, pero tampoco hizo trabajar mucho a Rago.

Los minutos escaseaban y se vio quizá lo más preocupante en el último tiempo: falta de desesperación bien entendida. Ni Atlanta ni Temperley mostraban demasiado interés en arriesgar por conseguir la victoria, lo cual no concordaba con las implicancias concretas del empate: el 1-1 era casi igual que perder. Lisa buscó aire con todos cambios hombre por hombre: sorprendió con Presedo por Bolívar, pero a los pocos minutos se reacomodó con Previtali por Molina (lesionado) y Ochoa por Dramisino. En ataque: Pedrozo por Marcioni, López por Giménez. Mantuvo también el 4-4-2 con que salió de arranque.

Sin rebeldía, sin ese fuego sagrado que necesitan los equipos que ganan cosas importantes, Atlanta terminó generando por capacidad individual un par de jugadas de riesgo: un cabezazo del Animal López, que se fue apenas por encima, y otro de Pedrozo, que también salió alto. Lejos del fútbol asociado que en momentos volvió a asomar en el Bohemio, las jugadas de riesgo vinieron de centros y no de desbordes en velocidad, pases al hueco o movimientos rápidos.

Atlanta no ganó, y eso prácticamente lo dejó fuera de la pelea por el primer ascenso. Para ganar su zona, deberá vencer a Estudiantes de Río Cuarto y Morón, y esperar que, en los tres partidos que les quedan, Agropecuario no saque más de dos puntos, y Estudiantes y Platense no saquen más de tres. Matemáticamente no es imposible, pero tampoco es probable.

Más allá de los resultados, al Bohemio le queda mucho por mejorar en varios aspectos: en lo colectivo, no encuentra las sociedades que tenía antes, incluso con los mismos intérpretes; y en lo individual, pocos están al nivel que tenían cuando iban primeros. Todo esto podría tener una misma raíz, y no hace falta ser psicólogo para entenderla, pero si el equipo no cambia la mentalidad que supo tener desde la llegada de Orfila en adelante, volverá indefectiblemente a obtener los mismos resultados por los que vagó durante casi 10 años.

Un cambio de chip es lo mejor que le puede pasar a este equipo. Orfila lo logró en su momento, y comenzó su ciclo con dos empates, para luego arrasar con 10 encuentros invicto y sin recibir goles. Eso necesita el Bohemio: volver a sentirse ganador, aunque todavía no haya ganado. Volver a sentir que puede, porque ya lo demostró. Le quedará una chance, tiene con qué, pero para que sea realmente una oportunidad, tiene primero que creer que puede lograrlo.

Mariano Perusso

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