Primera Nacional | Arsenal

“Rascando la olla”

Así dijo Sergio Rondina que armó el plantel del campeón. Sin grandes nombres ni figuras, mirá cómo se fue creando el equipo de los de Sarandí que terminó dando la vuelta.

Publicada: 29/04/2019 15:50:32

Lecturas: 2976

Apenas terminado el partido, Sergio Rondina habló con Paso a Paso y fue sincero sobre cómo había armado el plantel. “Mirando videos, preguntando, buscando… rascando la olla”, admitió. Era un momento de Arsenal en el que no sobraba nada, y mucho menos económicamente, por lo que el plantel se hizo mirando más para abajo que para arriba. Y tomando muy en cuenta a los futbolistas de inferiores.

Del plantel de primera que descendió, sólo quedó Emiliano Papa de los que tenían experiencia. Luego también bancó la parada un buen grupo de juveniles que fue la base del equipo mientras se armaba. Los arqueros Mauricio Aquino y Alejandro Rivero, el defensor Ulises Abreliano, los mediocampistas Alejo Antilef, Mateo Carabajal, Gonzalo Gómez, Franco Gorgol y Lucas Necul, y los delanteros Nahuel Cáceres, Lucas Coyette, Sebastián Lomónaco, Lautaro Urtasún y Facundo Quintana (abandonó el equipo en enero). En el verano subiría a los volantes Lionel Laborda y Leonel Picco.

Luego, hubo que buscar refuerzos. Rondina apunto a personas más que jugadores, y fue por aquellos que ya hubiera dirigido. Así, fueron llegando Maximiliano Gagliardo, quien venía de cinco temporadas en Los Andes, donde lo había tenido el Huevo, que también lo tuvo en Flandria y Atlanta. Mismo caso para Rubén Zamponi, que venía de un año con poco fútbol en Crucero del Norte, pero el Huevo lo conocía de tenerlo en Dálmine, donde logró el ascenso.

Otro de los conocidos que se sumó fue Ezequiel Cérica. El DT tuvo a Pastel en Excursionistas, y luego también lo dirigió en Dálmine y Los Andes. También del Milrayitas, Rondina sumó al juvenil Patricio Luce (no tuvo minutos) y al volante por izquierda Gastón Álvarez Suárez.

Mientras se armaba el equipo desde el lado humano, buscaron gente con sentido de pertenencia. Así retornó Ramiro López, la experiencia y el cariño por el club. Con pocos minutos en cancha, fue el capitán fuera del campo. El DT no lo había dirigido, pero las referencias eran muy buenas.

Otro con amor por el club fue Aníbal Leguizamón Espínola, un defensor criado en Sarandí, con el césped del Julio Humberto Grondona como el jardín de su casa, y que venía de un buen torneo en Defensores de Belgrano de Villa Ramallo. El central recomendó también un lateral por derecha, un tal Fernando Torrent. La defensa iba tomando forma.

La llegada de Pulciano Aquino como mánager deportivo también tuvo su aporte en refuerzos. El Chino estuvo dirigiendo mucho en Tucumán, y desde esa provincia vino con dos nombres en la cabeza: Jesús Soraire y Fabio Pereyra, a quienes había dirigido en San Jorge. Ambos terminaron siendo bastiones para el juego del Arse.

Mirando la B Nacional, donde el Huevo llevaba varios años trabajando, salió Juan Manuel García, quizá el más relevante de los refuerzos, y Emiliano Méndez, que llegó después de quedar libre en Morón por la partida de Federico Milo cuando estaba por empezar la pretempotada. Por la lesión de Juanchon, se sumó Leandro Garate, quien también llegaba de Brown de Adrogué.

Y de una recomendación llegó el goleador. Mauricio Piersimone habló en Sarandí de un delantero potente que tenía en Juventud Pueyrredón en Venado Tuerto. Con pasado en la Liga Venadiense, el Federal C y el Federal B, le hicieron una prueba en la que cumplió con las expectativas. Así se quedó Facundo Pons en Sarandí.

El plantel lo completaron Leonardo Marchi (Defensa y Justicia), Alexis Salinas (Argentinos Juniors) y Sebastián Balmaceda (Santamarina de Tandil), quienes se sumaron para terminar de formar un equipo que se creó con lo que había a disposición, sin contratos millonarios ni nombres resonantes, pero con mucho amor propio y sentido de pertenencia. Dos valores que terminaron siendo clave.

Mariano Perusso

comentarios

notasrelacionadas

notasanteriores

másleídas