Primera C | Luján

Ganó y armó la fiesta

El Lujanero se quedó con el clásico del Oeste al vencer por la mínima diferencia a Leandro N. Alem, en un Campo Municipal completo. El gol fue convertido por Andrés Guzmán.

Publicada: 09/09/2017 19:14:38

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Hubo que esperar cinco años para volver a ver un clásico entre Luján y Leandro N. Alem. Aunque para recordar una victoria del Lujanero en el derby de las ciudades había que remontarse al 2008. Por eso, el duelo era todavía más especial, con el regreso del Lechero a la categoría. Sin embargo, la fiesta fue toda del equipo de la Banda, que en el Campo Municipal venció con claridad a su archirrival a pesar de que solo fue por 1 a 0.

Los clásicos suelen ser partidos trabados, friccionados, duros. Y si el campo de juego está pesado, esas características se agudizan. En ese contexto se jugó el derby zonal, con un terreno de juego en el que prevaleció el pasto (después de mucho tiempo en el Municipal) pero pesado y con charcos por las intensas precipitaciones caídas en las últimas horas. Por eso, no llamó la atención que el combate se planteara en la mitad de la cancha. Alem empezó algo más prolijo, aunque con el correr de los minutos se fue apagando.

A pesar de la paridad, el Lujanero fue más profundo y sacó una leve ventaja. A los 13, Imanol Varela escapó por izquierda y cuando se metió dentro del área definió desviado buscando el primer palo. Un rato después, tras un desborde por la izquierda de Lucas Chambi, el rebote le quedó a Joaquín Marcos que a puro enganche se metió dentro del área y sacó un derechazo algo débil que desvió al tiro de esquina Paz.

Con una cancha pesada, el equipo de Mena tuvo en claro qué hacer: bochazo largo para que Torres la aguantara y a pelear la segunda pelota. A eso se le sumaba la velocidad de Chambi y de Varela, recayendo sobre la zona izquierda del ataque local. ¿Del otro lado? El Lechero dependía demasiado de sus atacantes, dos hombres peligrosos como Costa Repetto y Diego Leguiza, aunque bien controlados por el fondo del Lujanero.

En el final de la primera etapa, el partido volvió a tomar intensidad. La más clara la tuvo el conjunto de Mena con un tiro de esquina y el cabezazo de Franco Rodríguez que llegó a manotear el arquero Paz y pegó en el travesaño. En el otro extremo, tuvo que intervenir Lescano: pase atrás de Marcos que murió en un charco, Diego Leguiza superó a Zúccaro y el arquero tapó bien abajo cuando el delantero intentó cruzar el remate. En la última, Varela volvió a escapar de su marca y cuando se perfilaba para el zurdazo, buscó adentro para nadie.

En el complemento, Luján mantuvo esa leve superioridad sobre su clásico rival. A los 5, bajaron a Chambi en la boca del área a pesar de que todos pidieron penal, la infracción fue afuera) y el propio zurdo ejecutó desviado el tiro libre. Después, un cabezazo de Varela que se fue por arriba del travesaño hizo levantar a todos.

El Lujanero ya jugaba todo en campo rival, con su última línea parada en mitad de cancha. Gastón Sánchez empezó a prenderse en el juego y Chambi mantuvo su nivel por la otra banda. Sin embargo, faltaba la puntada final para lastimar.

Hasta que a los 19 minutos llegó el desahogo. Porque Luján buscó primero con un lateral al corazón del área y en la continuación de la jugada la volvió a meter Zúccaro, Rodríguez ganó de cabeza y Guzmán de volea la clavó al fondo de la red para desatar el delirio en el Municipal con el 1 a 0.

Con la ventaja, el Lujanero bajó los decibeles. Desde el banco, llegó la orden implícita de aguantar: mandó al defensor Damián Santagati por el “Polaco” Sánchez. Por eso, el equipo empezó a retroceder y cuidar el resultado cerca de Lescano. Y el Lechero empezó a acercarse.

De todas formas, el local tuvo la contra como su arma perfecta. Aunque le faltó eficacia. En la más clara, Chambi casi la cuelga del ángulo con un zurdazo que se fue al lado del palo. En los últimos minutos, Mena cerró el partido con el ingreso de Pighin para hacer correr los minutos a la espera de la fiesta. Pero casi Gutiérrez de cabeza le roba un empate. Así, el clásico quedó en casa.



Agustín Gigante

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